viernes, 12 de junio de 2009
Restaurando el valor de la familia
Se nos ha enseñado desde muy pequeños que la familia es la base de la sociedad. Todos estamos de acuerdo con eso. Entonces, si la familia se corrompe, la sociedad, el país, el mundo entero, se corrompe. Por tanto, La familia como base de la sociedad debe estar preparada emocional, moral, intelectual y espiritualmente.
Una familia sana inicia con un matrimonio debidamente constituido. Hoy en día, las personas piensan que el matrimonio es una institución que está en desuso, pero esto es una muestra de rebeldía a lo que Dios mismo ha establecido, porque fue Dios mismo quien instituyó el matrimonio para bendición de la raza humana. Nuestro Señor Jesucristo nos dice en Mateo 19: 4-6, lo siguiente: “¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, 5 y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? 6 Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”
Estas palabras de Jesús presentan cuatro verdades importantes respecto al matrimonio: en primer lugar, Dios dice que el matrimonio es heterosexual, Él los creó hombre y mujer y mandó a unirse a hombre y mujer en matrimonio. En segundo lugar, es monógamo, es decir que Dios ha ordenado que sea entre un hombre y una mujer, no más. En tercer lugar, es una unidad profunda, llegarán a ser un solo cuerpo, ya no son dos, sino uno solo. Esto quiere decir mucho más que una unión sexual, la cual es hermosa dentro de este límite, pero es además una unión de todo el ser (espíritu, alma y cuerpo). En cuarto lugar, es una unión indisoluble, Dios ha unido a tal pareja y por lo tanto, no debería separarse.
Pero la realidad actual nos presenta que las familias viven los efectos de la descomposición social, caracterizado por: violencia, infidelidades, inmoralidad y libertinaje sexual, embarazos precoces, delincuencia, etc. La familia moderna que se promueve es reducida a 1 o 2 hijos, el padre vive absorbido por su trabajo fuera del hogar, la madre se siente frustrada si es ama de casa, ambos viven con tentaciones hacia la infidelidad, el padre y la madre y los hijos viven en constante competencia, los hijos viviendo sus propios problemas y solucionándolos como pueden. La separación o divorcio es común, pero trae consecuencias desastrosas para todos los miembros de la familia.
Ante tal situación, deseamos animarte a que valores la familia como una institución que Dios ha establecido para bendecir tu vida y a toda nuestra sociedad. En la medida que restauremos el valor de la familia vamos a empezar a ver cambios a nuestro alrededor. Lucha y trabaja en pro de ella. Agradece a Dios por tu familia y sobre todo deja espacio a Dios en tu vida y familia.
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